domingo, 14 de agosto de 2005

El Centro para el estudio de la vida en el Universo

Junio 2, 2005
por Frank Drake
Director del Centro para el estudio de la vida en el Universo






Vivimos en un universo impresionante, rico en fenómenos notables y complejos. Cada avance en nuestras capacidades de observación revela nuevos y a menudo impredecibles objetos, tales como otros sistemas planetarios, y procesos en el universo. De todos esos fenómenos, el más maravilloso, y al mismo tiempo de mayor interés para nosotros como seres humanos, es la vida en el universo. ¿Cuántos planetas existen que pudieran sustentar vida? De hecho, ¿Qué se requiere para que exista vida? ¿Cómo empieza la vida? ¿Cómo se desarrolla, y qué criaturas fabulosas puede producir la evolución? ¿Qué tan a menudo aparecen criaturas inteligentes en el gran tapiz de la vida? Es exactamente este tipo de preguntas lo que tratan los científicos del Centro para el estudio de la vida en el Universo, LITU.

Para hacer avances hacia las respuestas, algunos científicos en el Centro están buscando otros sistemas planetarios mediante el acecho inexorable del leve oscurecimiento que ocurre si un planeta cruza delante de la estrella mientras se observa desde la Tierra. Incluso utilizamos un telescopio automatizado para este programa en el duro invierno de la Antártica, donde casi seis meses de oscuridad continua proporcionan las condiciones ideales para la observación. En un futuro cercano nuestros científicos participarán en la misión de la nave espacial Kepler, la cual utiliza un telescopio especial que buscará el oscurecimiento característico causado por eclipses planetarios. Por primera vez, tendremos la sensibilidad adecuada para detectar planetas como la Tierra. Este telescopio mirará continuamente a cientos de miles de estrellas, siempre alerta para los cambios pequeños en el brillo lo cual señalaría la presencia de otras tierras.

Nuestros científicos trabajan para comprender cómo cambian los planetas en miles de millones de años, y especialmente, cómo cambia la química, temperatura y presión de sus atmósferas con el tiempo. Especialmente ¿son comunes y permanentes las atmósferas idóneas para la vida?

Y donde las condiciones sean correctas, ¿habrá vida? Los científicos de LITU han sido innovadores líderes al sugerir nuevos panoramas, que pudieran conducir al origen de la vida en la Tierra y en alguna otra parte. ¿Surgió en la “pequeña charca cálida” de Darwin, o en las humeantes calderas submarinas del océano, que arrojan agua caliente rica en químicos apropiados? O quizás, se desarrolló en un lugar exótico, como el interior de las rocas terrestres, una nueva sugerencia de uno de nuestros científicos.

No hace mucho creíamos que solo las estrellas como el Sol proporcionarían las condiciones apropiadas para la vida en sus planetas. Alrededor de estas estrellas brillantes, los planetas pudieran orbitar a una distancia donde las temperaturas son cómodas. Pero poco sabíamos: nos aguardaban grandes sorpresas. El enorme poder del efecto invernadero para calentar planetas lejanos de su estrella no se reconoció hasta que descubrimos que el efecto era tan importante en Venus que la superficie del planeta es lo bastante caliente como para derretir plomo. Vemos un tipo de invernadero, efectuado realmente por una capa de hielo de varios kilómetros en el satélite Europa de Júpiter, tan lejano del Sol que el brillo de la luz solar es solo una parte del que recibe la Tierra. Pero hay agua líquida allí, y mucho más que la de todos los océanos de la Tierra juntos. ¿Pudiera haber vida en este océano gigante? Nuestros científicos están explorando esta posibilidad, tanto en teoría como en la planeación de misiones a Europa para buscar señales de vida.

Los planetas de débiles estrellas enanas rojas, también llamadas estrellas M, son una nueva y emocionante posibilidad. Desechadas por mucho tiempo como objetivos para búsquedas SETI, abarcan el ocho por ciento de las estrellas en nuestra galaxia. Sin embargo su brillo solar es tan débil que solo calentaría a los planetas en órbitas cercanas. ¡Pero qué calentamiento sería éste! En órbitas tan pequeñas, los planetas se engancharían tidalmente dando continuamente la misma cara a la estrella, así como la Luna siempre enfrenta su lado cercano a la Tierra. El centro del lado soleado del planeta pudiera ser abrasador. El lado oscuro sería un páramo congelado. Pero, en algún lugar en medio de estos ambientes extremos, pudieran estar las condiciones apropiadas para la vida. Tal vez en esos planetas existe una zona “Camelot”, apropiada para la vida, la cual produce planetas como el nuestro que en comparación parecen las favelas de la Galaxia. ¿Cómo sería la vida en un lugar donde el clima apenas cambia y el “sol” siempre brilla?

Quizás lo más provocativo de todo es que debe existir una clase de planetas que aún no hemos visto. Son los planetas que fueron expulsados de sus sistemas durante el revuelo que acompaña al nacimiento de un sistema planetario. Estos “granujas” están destinados a vagar a través del espacio solos, como nómadas cósmicos, con solamente la luz de estrellas lejanas cayendo sobre ellos. ¿Sería imposible la vida allí? Tal vez no. Así como los planetas gigantes externos de nuestro sistema son tibios en su interior debido al decaimiento radioactivo y otras fuentes de energía, los granujas bien pudieran tener una atmósfera lo bastante profunda, y un efecto invernadero, que puedan proporcionar un hábitat duradero para la vida. ¡Cuán extraña debe ser esa vida, si es que existe!

Una vez que la vida comienza, es oportunista, y proliferará en hábitats que apenas imaginamos. Incluso aquí en la Tierra, encontramos vida sobreviviendo cerca de los reactores nucleares, bañada de la radiación que alguna vez pensamos que ninguna vida podría soportar. La vida sobrevive – e incluso prospera – en tales ambientes extremos como las calientes aguas termales del Parque Nacional Yellowstone, las profundidades de los océanos polares, los valles desecados de la Antártica, y los lagos de alta altitud del volcán Licancabur en la frontera entre Chile y Bolivia. En el Instituto sabemos esto pues nuestros científicos han estado en la cumbre del Licancabur, incluso en el lago de la cima, e irán de nuevo. Los científicos del Instituto SETI examinan a los “extremófilos”, la vida que existe en ambientes extremos, para explorar los posibles límites de la vida en otros mundos.

Mientras buscamos señales de vida en Marte, seguiremos buscando agua. Pero, ¿qué más se requiere para la vida? ¿Cómo se generó el oxígeno primitivo – tan esencial para las criaturas de cerebro grande como nosotros – en planetas terrestres? ¿Abrigó el Marte primitivo el suficiente nitrógeno para propiciar la vida? En el laboratorio, podemos recrear ambientes exóticos, otrora desprendidos de nosotros en tiempo o espacio. En el árido Desierto de Atacama en Chile, y otros lugares alrededor de la Tierra, encontramos analogía al Marte primitivo. Nuestros científicos tratan estos temas. Usando instrumentación nueva, excavaremos bajo la superficie de Marte. También supervisamos la nebulosa atmósfera de Titán durante el descenso de la sonda espacial Huygens.

Al darse la vida primitiva en varios lugares, ¿qué sigue después? Los científicos del Instituto SETI están explorando los progresos que llevaron a la existencia de criaturas inteligentes sobre la Tierra, esperando determinar qué tan a menudo debe aparecer la inteligencia elevada, y tal vez también la tecnología. ¿Es esto raro y somos casi fenómenos o pasado el tiempo suficiente, la inteligencia y la alta tecnología son inevitables en planetas incluso como la Tierra? Las respuestas a estas interrogantes son algunas de las más importantes, con todo lo conocido hasta ahora de astrobiología. Los científicos del Instituto SETI están entre los más activos en intentar encontrar la verdad. Las respuestas son de profunda importancia para la ciencia, pero también en manera práctica, pues nos dan la orientación en la planeación de nuestras búsquedas SETI.

En nuestro Centro para la Vida en el Universo, el Instituto está dirigiendo quizás el programa más amplio de cualquier institución que trata los orígenes y la naturaleza de la vida en el universo. Al hacer esto, esperamos contribuir a la comprensión de algunas de las más antiguas y profundas interrogantes de la ciencia y la filosofía.

Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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