sábado, 24 de septiembre de 2005

Asteroide recibe el nombre de la Dra. Jill Tarter



El Comité que asigna nombre a los cuerpos pequeños, dependiente de la Unión Astronómica Internacional, ha bautizado oficialmente al asteroide 74824 con el nombre de la Dra. Jill Tarter, del Instituto SETI.

El asteroide 74824 fue descubierto el 12 de octubre de 1999 por el Dr. Charles W. Juels, uno de los 50 principales descubridores de planetas menores. Comenzó su búsqueda de planetas pequeños el mismo año que fue identificado este asteroide. El Dr. Juels aprobó el nombramiento de su descubrimiento en honor a la Dra. Tarter. El asteroide puede ser de algunos cientos de metros en tamaño o hasta de 1 kilómetro de diámetro y está en órbita alrededor del Sol. Pulse aquí para ver la órbita del asteroide.

Este es el segundo asteroide que recibe el nombre de un miembro de la directiva del Instituto SETI. El Asteroide 4859 fue nombrado en 1992, como Andrew Fraknoi, miembro del Consejo Directivo del Instituto SETI.

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domingo, 11 de septiembre de 2005

Lewis Platt - 1941-2005

Septiembre 9, 2005


Lewis (Lew) Platt, uno de los líderes en materia de tecnología de punta del país y miembro del Consejo Directivo del Instituto SETI desde Mayo de 2002, falleció inesperadamente el 8 de septiembre a la edad de 64 años. La causa del deceso fue un aneurisma.

Platt era mejor conocido por su cargo como Director del Consejo, Presidente y Director Ejecutivo de la compañía Hewlett-Packard. Esta fue la culminación de una larga asociación con H-P: se unió a las operaciones de productos médicos de la compañía justo después de graduarse de la Universidad Cornell y de la Escuela de Administración Wharton (Universidad de Pennsylvania). Cuando David Packard dejó la Dirección del Consejo de H-P en 1993, Platt fue nombrado para tomar su lugar. Fue Director Ejecutivo durante siete años y en ese tiempo H-P fue nombrada como la corporación de mejor desempeño de Estados Unidos por la revista Forbes.

A partir de 1999, Platt prestó sus servicios como miembro del Consejo de la Compañía Boeing, y desde 2003 hasta la primavera de este año, fue el Director no Ejecutivo.

A pesar de sus considerables compromisos con corporaciones importantes, Lew Platt era un miembro muy activo del Consejo del Instituto SETI. Aportó profesionalismo administrativo a la organización, así como perspicacias empresariales que ayudaron al Instituto a funcionar y recopilar patrocinios de manera más eficaz.

Una presencia que sobresalía en las reuniones. Platt era célebre por su capacidad excepcional para escuchar todos los aspectos de un tema, y entonces examinar rápidamente los mejores componentes de una idea. Estableció soluciones prácticas, en vez de explayarse en posibles problemas. Para Lew, el vaso siempre estaba medio lleno o lleno.

Tom Pierson, Director Ejecutivo del Instituto SETI mencionó que “Lew era el tipo de amigo y mentor que proporcionaba constantemente sentido común y tranquilidad. Su pérdida es un duro golpe”.

Al Bagley, miembro del Consejo del Instituto, quien trabajó como Gerente General de Hewlett-Packard, División Santa Clara, manifiesta que fue un privilegio conocer a Platt.
“Me impresionaba mucho su grandeza, su generosidad, su sentido del humor, y su integridad absoluta. Aunque tenía muchas ocupaciones, siempre estaba dispuesto a hacer algo más”.

Vamos a echar de menos la dinámica e intuitiva participación de Lew en nuestra organización. Pero más que eso, echaremos de menos a Lew.


Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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viernes, 2 de septiembre de 2005

Vida en las aguas termales ácidas de Japón

Septiembre 01, 2005
por Hiromi Kagawa, Investigadora Principal en el Instituto SETI.



Hace casi doce años que llegué a América desde Japón. Recuerdo con nostalgia las aguas termales de allá, con personas relajándose en el agua vaporizada, así como monos salvajes hundiéndose hasta el cuello en las piscinas, las divertidas barbas congeladas y cabezas cubiertas de nieve.

Pero hay mucha más vida en las aguas termales de Japón de lo que los seres humanos y monos. Quisiera describir algunos organismos que frecuentan esas aguas termales, no para relajarse, sino debido a que de hecho requieren de esas aguas termales (o un ambiente similar) para sobrevivir.

Observaciones de organismos parecidos a bacterias en aguas termales se hicieron a principios del siglo 20, pero su aislamiento, cultivo, caracterización, y estudio bioquímico comenzaron realmente en la década de los 60. Los organismos que actualmente tienen el récord de vivir en las temperaturas más altas se descubrieron en aguas geotérmicas en el océano. Algunos ejemplos son Pyrolobus fumarii (235° F), Pyrodictium occultum (230° F). Pertenecen a un grupo de organismos llamado arquea que parecen bacterias, pero tienen rasgos tanto de vida procariota (células sin núcleo, que parecen bacterias) como de eucariota (células con núcleo, como las que se encuentran en animales y plantas).

Arquea se considera uno de los grupos de vida más primitivos sobre la Tierra actualmente, debido en parte a que cuando la vida comenzó, la Tierra era mucho más caliente que hoy, y solamente los organismos como archaea pudieron haber existido. Por esta misma razón, muchos científicos piensan que la archaea termofílica es el mejor ejemplo de que cómo era la vida sobre la Tierra hace miles de millones de años.

Mi arqueo favorito se llama Sulfolobus shibatae, que fue aislado de las aguas termales en Beppu, Japón. Se desarrolla mejor a 181° F y necesita condiciones ácidas más altas (pH 3.0). Cultivamos Solfolobus en matraces de vidrio en el laboratorio, pero en las aguas termales crecen adheridas a las superficies de rocas y arena. Cotidianamente, las temperaturas fluctúan entre el día y la noche y del verano al invierno. Estas fluctuaciones son el tipo más común de estrés para un organismo como Sulfolobus shibatae, que no tiene modo de controlar su temperatura corporal (como nosotros). ¿Cómo enfrenta Sulfolobus shibatae las grandes fluctuaciones de temperatura en su ambiente?

La vida ha desarrollado mecanismos para ampliar los límites de tolerancia a las temperaturas extremas. A 50 grados por encima de su temperatura de crecimiento normal, el 80% de las células Sulfolobus mueren en dos horas. Sin embargo, cuando la temperatura se conserva más alta que el nivel normal, pero más baja que el nivel mortal, al elevar la temperatura durante una hora antes a un nivel letal, el 50% de las células Sulfolobus sobreviven durante cinco horas a las temperaturas letales. Este fenómeno se llama termotolerancia adquirida, y se observa en todo tipo de células, incluyendo bacterias comunes como la Escherichia coli y células humanas cultivadas en el laboratorio.

Mi trabajo incluye el estudio de lo que hacen las células Sulfolobus para enfrentar la exposición a temperaturas letales. Una de sus regulaciones es modificar y remarcar los lípidos en la membrana celular para producir formas que sean más estables a temperaturas más altas. Otra es producir una gran cantidad de una clase específica de proteína llamada proteína de choque térmico. Su función está aún en investigación. Algunos investigadores piensan que las proteínas de choque térmico se ligan a otras proteínas celulares y previenen su deterioro por calor. Nuestro grupo de investigación cree que una de las proteínas de choque térmico creada por Sulfolobus shibatae estabiliza su membrana al aglutinarse y reduce su permeabilidad, igual que el empaste de los agujeros en una pared.

La vida prospera en muchos ambientes, incluyendo algunos en los cuales los seres humanos posiblemente no sobrevivirían. Para descubrir vida extraterrestre, será útil conocer los límites físicos y químicos de la vida sobre la Tierra y las leyes biofísicas subyacentes. Es una buena manera de empezar, pero debemos tener en mente que las leyes biofísicas para la vida extraterrestre pudieran ser significativamente distintas.


Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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Ajustando las miras de SETI: ¿Moradas de la Vida?

Parte II

Junio 16, 2005
por Douglas Vakoch, Instituto SETI





Con el último descubrimiento de una “Súper-Tierra” alrededor de una débil estrella roja a 15 años luz de la Tierra, los científicos de SETI han estado deliberando las implicaciones para su búsqueda de inteligencia en otros mundos. “Este planeta contesta una pregunta ancestral”, dijo Geoffrey Marcy, profesor de astronomía en la Universidad de California, en Berkeley, y líder de equipo que descubrió el planeta, el cual tiene de siete a ocho veces el tamaño de la Tierra. “Hace dos mil años, los filósofos griegos Aristóteles y Epícuro discutieron acerca de la existencia de otros planetas parecidos a la Tierra. Ahora, por primera vez, tenemos evidencia de un planeta rocoso alrededor de una estrella normal”. Paul Butler del Instituto Carnegie de Washington y miembro del equipo enfatizó la similitud entre este planeta recién descubierto, localizado alrededor de la estrella M llamada Gliese 876, y nuestro propio mundo. “Este es el planeta extrasolar más pequeño descubierto hasta hoy y el primero de una nueva clase de planetas terrestres”, explicó. “Es como el primo mayor de la Tierra”.

Una segunda oportunidad

Para los astrónomos que reflexionan la posibilidad de vida afuera de nuestro sistema solar, el descubrimiento es especialmente prometedor debido al gran número de estrellas M en nuestra galaxia. “La abrumadora mayoría de estrellas son enanas M – cientos de miles de millones solamente en nuestra galaxia. Esto sugiere que pudiera haber un enorme número de habitats planetarios capaces de sustentar vida”, dijo Seth Shostak, Astrónomo Senir en el Instituto SETI. Pero la sola existencia de planetas rocosos no es suficiente para asegurar la evolución de la vida. Un requerimiento crítico, según Shostak, es que tenga el tiempo suficiente para que la vida siga su camino y entonces se desarrolle en algo interesante. “A diferencia de las estrellas como el Sol, que arden por 10 mil millones de años y entonces mueren, las enanas M viven mucho más – tanto como 100 mil millones de años”, comentó. “Así que si tales enanas estelares pueden ocasionalmente desovar vida, la mayoría de esa vida sería más antigua que la biología de nuestro propio planeta. La vida más antigua y potencialmente más interesante, pudiera encontrarse en los vecindarios de estrellas M”.

Los planetas de larga vida pueden ser especialmente importantes para la evolución de la vida, dado los efectos devastadores de impactos periódicos de asteroides y meteoros. Por ejemplo, muchos científicos creen que el inmenso asteroide que cayó en la Península de Yucatán en México hace 65 millones de años fue responsable de la extinción al pro mayor de los dinosaurios. Esa catástrofe abrió camino para la proliferación de mamíferos sobre la Tierra, teniendo como resultado final la humanidad. Pero en otras palabras, tales eventos fortuitos pudieron haber exterminado una variedad aún mayor de vida sofisticada, quizás parando de manera efectiva la evolución de la inteligencia -- al menos en planetas con épocas de vida modestas.

Dada la longevidad de las estrellas M, sin embargo, la vida compleja en mundos que orbitan tales estrellas pudiera tener una segunda oportunidad. “Si la evolución ocurre a un paso muy lento, o si la evolución comienza y se detiene muchas veces, debido a algunos eventos de extinción”, explica Jill Tarter, Directora de Investigación SETI en el Instituto SETI, “los planetas alrededor de las estrellas M pudieran tener más de una oportunidad, y tal vez puedan alojar un modo evolutivo más lento y aún así acabar con los constructores de telescopios”.

La Zona Ricitos de Oro

Para que la vida se desarrolle en otro mundo, no es suficiente solamente tiempo. El planeta debe rodear su estrella dentro de una “zona habitable”, orbitando lo bastante cerca para obtener la luz de su estrella que le de vida, pero lo bastante lejos para evitar las abrasadoras temperaturas que aniquilarían la vida.

Debido a que las estrellas M son tan débiles comparadas a las estrellas parecidas al Sol, una zona habitable de una estrella M se encuentra bastante cerca de su misma estrella. Aplique simplemente, los planetas alrededor de estrellas M necesitan estar en órbitas que orbiten cerca de las estrellas si quieren tener alguna posibilidad de obtener la suficiente energía para albergar vida.

Pero las ajustadas órbitas que se necesitan para sustentar vida alrededor de estrellas M tienen un precio. Cuando un planeta orbita su estrella tan cerca, un lado del planeta siempre encara a la estrella, mientras el otro lado está siempre escondido. El mismo fenómeno llamado “cierre tidal”, es evidente cuando se observa la Luna, la cual siempre tiene su mismo lado encarando a la Tierra. ¿El resultado? Cuando un planeta es atrapado tidalmente en órbita alrededor de su estrella, las temperaturas en el lado soleado serían abrasadoras, mientras que el lado oscuro sería un páramo congelado. “En el lado que enfrenta la estrella, se bombea una gran cantidad de energía y calienta el gas atmosférico, y en la sombra en el otro lado está oscuro y frío”, dijo Tarter. Como consecuencia, la diferencia en temperaturas provoca “velocidades de viento enormes”. O al menos eso pensaban hasta hoy los científicos. Pero eso pudiera estar cambiando. “Nuevos modelos indican que tal vez, con gases invernadero, se puede tener una distribución menos dramática de la energía – de modo que la energía que se encuentra en el lado de la estrella pudiera de hecho circular sin destrozar la atmósfera”, explicó Tarter.

“El volumen del planeta pudiera fácilmente sujetar una atmósfera”, comentó Gregory Laughlin, hablando del más nuevo planeta descubierto alrededor de Gliese 876. “Aún sería considerado un planeta rocoso con un núcleo de hierro y un manto de silicón. Incluso pudiera tener una densa capa de agua vaporizada”, dijo Laughlin, profesor asistente de astronomía en la Universidad de California en Santa Cruz y miembro del equipo descubridor. Junto con otros 40 científicos, estará a cargo de un taller en el Instituto SETI del 18 al 20 de Julio de 2005, que tiene el acuerdo de considerar si las estrellas M pudieran proporcionar condiciones apropiadas para sustentar vida en sus planetas -- una idea previamente rechazada debido al efecto tidal y la intensa radiación que la vida tiene que soportar en mundos que orbitan tan cerca. Según el punto de vista de Butler, la detección de este último planeta parece ser el primero de muchos descubrimientos similares. “Hasta hoy casi no encontramos planetas del volumen de Júpiter entre las estrellas enanas M que hemos observado”, comentó, “lo cual sugiere que, a su vez, va a haber una población mayor de planetas con volumen más pequeño”. Y dependiendo de los efectos del encuentro del próximo mes en el Instituto SETI, esto pudiera resultar en una lista mucho más larga de estrellas objetivo para la búsqueda de civilizaciones más allá de la Tierra.


Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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