jueves, 14 de abril de 2005

La misión Cassini y la Astrobiología

Abril 14, 2005
por Christopher Chyba, del Instituto SETI



Durante el pasado año, el Instituto SETI ha sido uno de los equipos líderes en el Instituto de Astrobiología de la NASA (NAI), y esta semana varios miembros del Instituto SETI han estado en Boulder, Co., para el encuentro bianual del NAI. El equipo del Instituto SETI reúne a una docena de nuestros científicos y educadores en la investigación de la Vida en el Universo, investigación SETI, y Educación e Interés Público para tratar algunas de las más importantes preguntas de la astrobiología. Lo principal en esto es entender cómo el origen y la evolución de la vida dependen de ambientes planetarios particulares, y cómo, en cambio, los ambientes planetarios pueden por sí mismos formarse por la biología. Deseamos contestar estas interrogantes al investigar un número de mundos en nuestro sistema solar, y al hacer cuestionamientos similares respecto a otros mundos que orbitan otras estrellas.

En nuestro sistema solar, nuestro trabajo comienza con la tierra primitiva. Mientras la Tierra sigue siendo el único mundo en el que existe la vida como la conocemos, la astrobiología tiene pocas opciones para basar nuestro conocimiento de biología terrestre. Debemos estar siempre conscientes de que la vida en otros lugares pudo haber encontrado otros métodos para hacer su trabajo biológico, sin embargo, el explorar la vida terrestre nos da el punto de partida para muchas de las preguntas que planteamos.

Además de la Tierra, prestamos mucha atención a otros tres mundos en el sistema solar.
(1) Marte, el cual claramente tuvo alguna vez agua líquida en su superficie, y aún puede tener al menos por períodos breves. El planeta rojo puede o no, contener una biosfera subterránea. (2) Europa, luna de Júpiter, la cual casi con seguridad alberga al segundo océano del sistema solar, con la posibilidad de que el océano contenga al menos vida microbiana, y (3) Titán, luna de Saturno, la más misteriosa de todas, y un cuerpo que recientemente ha sido explorado con detalle por la nave espacial Cassini y la sonda espacial Huygens.

Todas estas investigaciones afectarán nuestra búsqueda de SETI, pues nos ayudarán a entender los tipos de planetas y satélites – y por lo tanto los tipos de sistemas solares – que pueden sustentar vida. En particular, el Conjunto de Telescopios Allen (ATA, siglas en inglés de Allen Telescope Array) enfrentará pronto la cuestión de si debe o no buscar señales artificiales de otros mundos que orbiten enanas rojas – llamadas Estrellas M.

La decisión es importante, puesto que las estrellas M abarcan casi el 75% de las estrellas dentro de un rango de casi mil años luz que serán estudiadas por el ATA. En efecto, las preguntas acerca de la búsqueda de SETI han conducido a nuestro equipo a plantear interrogantes sobre la habitabilidad planetaria. Por lo frecuente del caso, SETI y otras figuras de astrobiología se respaldan unas a otras de manera importante.

Mucho de lo que pensamos sobre Marte, Europa e incluso los planetas de las estrellas M se fundamentan en un arquetipo de vida basado en la Tierra – en particular, en una demanda por agua líquida. Titán es el único mundo que estamos investigando en detalle que en mayor consideración tira a un lado este modelo habitual. A aproximadamente -180° C, la superficie de Titán está demasiado fría para otra cosa que no sea efímeros ambientes transitorios de agua líquida. Pero no obstante, esto es de gran interés astrobiológico al menos por dos razones. La primera es que la química de su atmósfera actual de alguna manera se asemeja a la que creemos que tenía la atmósfera de la Tierra primitiva. Comprender esta química no solo puede ayudarnos a tratar las importantes cuestiones relacionadas a la química del origen de la vida en la Tierra primitiva, sino que puede incluso ayudarnos a entender las razones por las que la atmósfera de la Tierra se hizo lentamente más rica en oxígeno a través del tiempo. Comprender este proceso es uno de los objetivos del trabajo de Emma Bakes, co-investigadora en el proyecto del NAI del equipo de SETI.

La segunda razón por la que Titán es de gran interés astrobiológico es que parece (probablemente lo sabremos pronto) darnos un ejemplo de un mundo donde existe un ciclo meteorológico basado en metano líquido, en vez de agua líquida. Los científicos han especulado por mucho tiempo acerca de si la vida pudiera basarse en algún otro líquido además del agua. La vida basada en hidrocarburos líquidos como el metano o el etanol habría de ser extraordinariamente distinta a la vida basada en el agua; la solución química sería completamente diferente a lo que conocemos. Tales especulaciones son tan difíciles de evaluar que nunca habrían sido suficientes para justificar el sonda Huygens de Titán. Pero aunque estamos en Saturno y Titán por razones menos hipotéticas, la química revelada por la sonda Huygens debe sin embargo, ayudar a proporcionar el entendimiento a la posibilidad – o la improbabilidad – de tales formas de vida verdaderamente distintas.

Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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