martes, 9 de noviembre de 2004

La Vida, El Universo y El Todo

Cómo trata la Astronomía las Grandes Interrogantes

Octubre 22, 2004

por Seth Shostak
Astrónomo Senior


Existen algunas interrogantes que han coagulado los cerebros de los homínidos desde que desarrollaron la capacidad de discernir. Preguntas como: “¿cuál es la naturaleza del mal?” ó “¿qué causó la explosión Cambriana?” sin mencionar la famosa duda de Freud: “¿qué desea una mujer?”.

Sin embargo, no hay duda de que la gran pregunta más planteada universalmente es: “¿de qué se trata todo esto?” “¿Cuál es el propósito de nuestra existencia? donde “nuestra” se refiere no solo a la de Ud. incluyendo sus familiares y amigos, sino también a la de la Tierra, las estrellas, y al total de materia cósmica”.

Por salud mental, la mayor parte del tiempo usted deslizará esta pregunta hasta el oscuro sótano de su mente. Después de todo, usted tiene compromisos por cumplir y plazos por alcanzar. No muchos de nosotros pueden darse el lujo, ni soportar la frustración de preguntarse constantemente: “¿cuál es el propósito?”. Es más fácil delegar esa pregunta a los teólogos o a los filósofos quienes se supone cobran un sueldo por pensar en tales cuestiones.

¿Nos ayudará la Astronomía a encontrar el sentido de todo esto?. Bien, de hecho no puede resolver la interrogante, pero puede proporcionar un contexto, tal como los mares circundantes dan el contexto a la historia de la Gran Bretaña.

¿Que tanto dice la astronomía? Tan reciente como en los albores del siglo veinte, la mayoría de la gente creía que el universo había estado allí por siempre y para siempre. Éramos solo un pedazo de restos de naufragio cósmico, a la deriva en un río sin fin. Luego, hace solo una vida, Edwin Hubble demostró que el universo se expande – diluyéndose a una velocidad que cada año agrega 32 mil millones de kilómetros de distancia entre su autopista y el cercano Cúmulo de Virgo. Por cierto, como han de saber la mayoría de los lectores, las recientes mediciones astronómicas muestran que este ensanchamiento cósmico está acelerando.

Pero eso no importa. El punto importante es que un universo que se expande, por fuerza, debe haber tenido un principio, un comienzo. Desde luego, esto tiene una agradable consonancia con la mayoría de las religiones, lo cual explica el porqué Hubble recibió menos acaloramiento para su descubrimiento que Copérnico o Galileo.

Sin embargo, la sorpresa es lo que sucede después. Nuestro Sol, un recién llegado a la Galaxia, al igual que su tío menos favorito, será divertido al envejecer. En otros cinco mil millones de años, más o menos, se hinchará, tragará algunos planetas internos y hervirá hasta consumir todo lo interesante en nuestro mundo. Nuestros descendientes (suponiendo que tengamos algunos) se reubicarán a un mejor vecindario – trayendo consigo fotografías y artefactos para las futuras exhibiciones de museo: “La Tierra: el Planeta que Era”.

Podrán hacer esto algunas veces antes de huir del vapor. Después de todo, la mayoría de las estrellas son más antiguas que el Sol, y el auge de población estelar definitivamente ha terminado. Las estrellas se están apagando. En aproximadamente 100 mil millones de años, los alguna vez brillantes brazos de la Galaxia serán acribillados con escorias de carbono del tamaño del Sol, agujeros negros, e inactivas estrellas neutrón – algún ciento de miles de millones de silenciosos armatostes estelares.

Se acabará la diversión, y comenzará el deterioro. Los choques caóticos eventualmente despojarán a los planetas de los cadáveres de sus anteriores soles, y las galaxias se evaporarán lentamente -- arrojando sus contenidos oscuros y sin vida en el siempre expandiente vacío. Incluso los masivos agujeros negros desaparecerán algún día, adicionando sus masas a la inerte y aguda niebla fría en la que se convertirá el universo.

El cosmos será un cementerio de un silencio sepulcral, disfrazado de noche perpetua.

En la medida de lo mejor que podamos deducir, este sombrío panorama continuará interminablemente. No habrá revés, ni un Big Crunch para comenzar el ciclo de nuevo. El cosmos – oscuro, tedioso e inactivo – simplemente continuará en expansión y dilución.

Así que aquí tenemos el gran cuadro: el universo comienza con una emisión de actividad de 100 mil millones de años y entonces colapsa en una parálisis sin fin. Todos nuestros trabajos – toda la poesía, la ciencia, la delicadeza, y todo el rock and roll – se aquitarán y perderán. La muerte del universo no es solo por mucho tiempo, es eterna. El corto y brillante arranque al principio donde nos encontramos ahora no es solo insignificantemente breve en la historia del cosmos, es infinitamente pequeño.

Hay un fugaz aliento, un brinco rápido, y luego una línea de la nada que se expande a través de la habitación, sale por la puerta y toma la calle para siempre.

Dada nuestra aparente escasez de importancia, y el hecho de que no habrá legado en este universo, es tentador escoger vivir solo el momento (como su gato). Tal vez es inútil y no más que una tentación a la locura el pensar acerca del porqué estamos aquí. Por otra parte, quizás un día aprenderemos algo que cambiará este desolado cuadro, ya sea a golpe de nuestros propios esfuerzos, o posiblemente mediante sabiduría enviada a nosotros por otros seres cósmicos aún no descubiertos.

Freud dijo: “la anatomía es el destino”. Su tema eran las mujeres, pero pudo haber sido el universo.

Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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