lunes, 21 de febrero de 2005

Les Presento a los Titanes

por Seth Shostak – Astrónomo Senior del Instituto SETI



Muy bien, todos anticiparon que Titán iba a ser interesante, pero muy pocos esperaban que iba a ser más raro que Michael Jackson.

Hace dos semanas, mientras la sonda espacial Huygens bajaba en paracaídas a través de los cielos aceitosos y de color calabaza de esta luna distante, una cámara de 0.04 megapíxeles se enfocó en el territorio a una distancia de 16 kilómetros (10 millas) sobre el suelo. Miró una línea costera agreste partida por subafluentes y lo que parece ser un lago (posiblemente seco).

Imagínese la suerte, una línea costera y un lago. Intente dejar caer una pequeña moneda en un mapa grande de su estado natal, y mire qué tan seguido cae en un punto de topografía costera. No muy seguido, a menos que viva en Minnesota. La deducción es que Titán está llena de charcas; es Minnesota atrapada en la madre de todos los inviernos. Las temperaturas diurnas son de un nada agradabe -180° C (-290° F).


Pero el frío no ha inmovilizado a esta luna. La superficie sin cráteres de Titán, las hendiduras, la accidentada topografía... ciertamente toda la escena te dice que algo está pasando aquí, a pesar del inmenso frío. Hay geología en movimiento. Este no es un rictus congelado de Europa, o el gélido desierto azotado por el polvo de Marte.

“Este es un lugar con una combinación de estabilidad y un flujo estable”, dice David Grinspoon, del Instituto de Investigación del Suroeste. “Es el tipo de lugar donde podríamos encontrar vida”.

¿Vida? Esa es una idea. Por años, los libros de texto y los conferencistas han explicado el por qué una misión a Titán valía los euros, pues podría revelar algo sobre el inicio de la vida en nuestro planeta. El argumento era que la atmósfera de Titán es similar al aire primitivo de la Tierra. Así que tal vez esta luna cubierta de hidrocarburos nos podría ayudar a desenmarañar los principios de la biología terrestre, al menos saber si la química atmosférica fue un factor importante.

Bueno, pueden olvidarse de eso, dice Bruce Jakosky, de la Universidad de Colorado. “Las razones por las que mirábamos originalmente a Titán, hace mucho dejaron de ser”. La supuesta atmósfera reducida de la tierra primitiva, una que era pobre en oxígeno y rica en hidrógeno, ya no está de moda”. Titán es un mundo único, y no una cápsula de tiempo del nuestro.

Esa es una razón de por qué la existencia de vida en Titán sería una gran noticia. Sería vida como no la conocemos.

Un medio ambiente rudo

Muy bien, Pero, ¿estará ahí?. ¿En realidad hay alguna posibilidad de que Titanes microbianos estén escondidos en el terreno pegajoso y feo de esta luna? La mayoría de los expertos lo dudan. Exponen dos dificultades principales:

Para empezar, no hay agua líquida en la superficie. Está más congelado que un examen de graduación de matemáticas. Eso parecer ser un verdadero problema para los biólogos. Rocco Mancinelli, del Instituto SETI, hace notar que “el sistema solvente para la vida terrestre es el agua. Seguro, puede haber lagos de etano y metano líquidos en Titán, pero los compuestos biológicos que conocemos simplemente no se disuelven en esos”.

El otro problema es la temperatura, más baja que el carácter moral de una lagartija, esto no tiene nada que ver con el confort, sino con la química. Si recuerda lo que le enseñaron en la escuela preparatoria, sabrá que las tasas de reacción química disminuyen conforme baja la temperatura. Un cálculo rápido usando la ecuación de Arrhenius sugieren que, a -180° C, la química es del orden de 16 magnitudes más endeble que en la temperatura de una habitación. En otras palabras, si la vida en la Tierra se cocinó en 5 minutos, tendrían que pasar otros 100 mil millones de años para que haga lo mismo en Titán. (Nótese que este cálculo se incluye aquí solo para atraer la ira de los químicos, que sin duda alguna me van a enviar muchos correos electrónicos con el castigo merecido. Pero no hay ninguna duda de que el frío es un obstáculo para el metabolismo).

Desde luego, pueden resolverse ambos problemas al ir al subsuelo. Existe una probabilidad aceptable de que los mantos acuíferos de agua-amoníaco estén escondidos bajo la superficie de Titán, y eso pueden ser buenas noticias para la vida. “Una mezcla de agua-amoníaco es, para mí, algo tan emocionante como represas de agua líquida”, dice Grinspoon. Pero Jakosky señala que cualquier repliegue espumoso subterráneo estaría lejos de la superficie, donde pudiera estar el suministro de alimento.

Alimento y Calor

Lo cual plantea: ¿de qué pudieran alimentarse probablemente los Titanes? La superficie está sofocada con compuestos de hidrocarburos, y aunque tal vez se prefiera usarlos para calentar su hogar o cargar combustible de camiones, pudieran ser tal vez el alimento para el tipo apropiado de microbios. Grinspoon comenta que la luz ultravioleta del sol convertiría algo de atmósfera superior rica en metano y etano de Titán en acetileno. “Estas moléculas grandes de acetileno ricas en energía, caerían a la superficie y se acumularían”, sugiere.

Sería como tener un campo de maíz en el firmamento. Maná de acetileno desde el cielo. “Y si los Titanes microscópicos se alimentan de esta materia, tal vez han emitido cierto calor corporal, fabricando sus propios agujeros diminutos de agua líquida”.

No es algo que se vea todos los días: vida basada en acetileno, combatiendo el frío con su propio calor corporal. Pero si el metabolismo no proporciona bastante calor, Jakosky ofrece algunas otras ideas para batir las condiciones bajo cero de la superficie. “Después de todo, hay impactos de rocas provenientes del espacio que caen en Titán. Los impactos derretirán el paisaje, manteniéndolo localmente caliente por miles de años”. Eso pudiera ocasionar vida superficial episódica, o quizás vida que resiste en forma de espora hasta la siguiente temporada cálida.

Y entonces existe la posibilidad de que al principio de su historia, la atmósfera de Titán haya sido más grusa (hay algunas evidencias de eso, comenta Jakosky). De ser así, tal vez hubo una vez más un efecto invernadero – y posiblemente temperaturas lo bastante sanas para sustentar agua líquida – y desovar la vida.

La conclusión es que aún no hay una conclusión. Las fotos cercanas del panorama de Titán muestran rocas y trozos de hielo, y nada que parezca estar vivo. Pero muy evidentemente, eso no hace a un lado a los Titanes, ya sea actuales o extintos. Si algún día encontramos que este mundo anti-infernal ha iniciado aún la más simple biología, podríamos demandar más que solo diminutos vecinos del sistema solar. Tendríamos pruebas severas de que la vida no es una delicada flor, ni un meticuloso accidente resultado de circunstancias extraordinarias, sino un hecho común del universo.

Traducción: María Luisa Hernández

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