domingo, 15 de mayo de 2005

Philip Morrison , 1915 – 2005

Abril 25, 2005
Seth Shostak



Si uno es invitado a nombrar a los verdaderos pioneros de SETI, solo existen tres: Frank Drake, Giuseppe Cocconi, y Philip Morrison. Morrison falleció el 22 de Abril, a la edad de 89 años.

Fue mientras estaba en la Universidad Cornell, a finales de los 50’s que Morrison, junto con su colega el físico Cocconi, hizo el cálculo fundamental que justificó una búsqueda de señales provenientes de otros mundos. Se motivó a hacer esto al considerar la generación y la detección de los rayos gamma, y si este tipo de partículas pudiera usarse para enviar señales a través de distancias interestelares. Mientras esto parecía posible, se les ocurrió a los dos investigadores que el radio pudiera ser un mejor medio de comunicación (Morrison había adquirido un equipo de cristal a una edad muy temprana para escuchar las transmisiones de KDKA, la primera estación comercial de radio del país, en su ciudad natal de Pittsburgh, Pennsylvania. Morrison se convirtió rápidamente en un ávido radioaficionado).

Los físicos hicieron sus cálculos demostrando que la tecnología de radio, incluso en el nivel actual de hace casi medio siglo, era fácilmente capaz de enviar información a través de años luz de distancia. Ellos especularon que, puesto que las sociedades avanzadas pudieran estar dando a conocer su presencia con tales emisiones, debería hacerse una búsqueda de señales por parte de los astrónomos de radio. Este resultado apareció en un artículo que los dos físicos escribieron en 1959 para la revista británica, Nature -- y es indiscutiblemente el ensayo seminal en la historia de la investigación SETI moderna. Un año después, Frank Drake hizo la primera búsqueda deliberada para el tipo de señales propuestas por Cocconi y Morrison.

Morrison pronto se unió a la instalación del MIT, donde continuó estando involucrado en la empresa de SETI, ayudando a facilitar los encuentros y las publicaciones sobre el tema. Aunque fueron una parte importante en su investigación, sus opiniones y su creatividad continuaron suministrando información importante a este campo. Por ejemplo, cuando el programa SETI de la NASA se inauguró en Arecibo, Puerto Rico en 1992, Morrison ofreció una conferencia sobre el tema que fue notable por la amplitud y la frescura de sus ideas.

A muchos les sonará familiar Morrison por su popular libro Nada es demasiado Bello para ser Verdad, así como las varias reseñas del libro que él y su esposa Phylis escribieron para Scientific American. También narró el bien conocido cortometraje de los hermanos Eames, Powers of Ten y fue autor del libro del mismo título.

Es con pesar que el Instituto SETI registra el deceso de un científico extraordinariamente talentoso, que colocó los cimientos de lo que se convirtió en una empresa tan seria, emocionante y prometedora.

-- Seth Shostak

Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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¿Y si todos están escuchando y nadie está transmitiendo?

Abril 21, 2005
Jill Tarter
Directora del Centro para Investigación SETI




Siempre que ofrezco una conferencia acerca de SETI, casi puedo asegurar que el título de este artículo será una de las preguntas que me hará la audiencia. Durante nuestros talleres de 1997-99 sobre las siguientes dos décadas de la investigación de SETI en el Instituto SETI, los participantes del taller tomaron muy en serio el asunto de una estrategia de transmisión activa. Los resultados de sus deliberaciones se publicaron como SETI 2020: Una Guía para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre. Concluyeron que la transmisión NO es una estrategia apropiada, al menos para las próximas dos décadas. Los seres humanos primero necesitan madurar.

Para comprender esta conclusión, es necesario apreciar que hay una asimetría fundamental en nuestra situación actual: somos una tecnología de cien años en una galaxia de diez mil millones de años. En los talleres, el físico de Harvard Paul Horowitz resumió muy bien las cosas; él dijo: “En caso de suceder, siempre debe haber un primer contacto entre dos civilizaciones tecnológicas. Estadísticamente, es extremadamente improbable que nuestro primer contacto con una civilización ETI sería también su primer contacto con una civilización ETI. De tal manera, la tecnología avanzada que detectáramos habría experimentado este tipo de encuentro muchas veces antes. Pudo haber establecido ya un protocolo galáctico para el intercambio de la información, al cual las transmisiones ab initio de la Tierra no tendrían oportunidad de adherirse. Así justificamos nuestra estrategia asimétrica de solamente escuchar reconociendo nuestra desigual posición entre las civilizaciones galácticas. ¡Estamos entre las más jóvenes!”

¿Cómo podemos estar tan seguros de nuestra desproporcionada posición? Cualquier tecnología que sea observable en distancias interestelares no puede ser más primitiva que la nuestra. Después de solo 100 años de manipular el espectro electromagnético, nos encontramos en el medio de una explosión exponencial de la tecnología. Pero nos ha tomado más de 4500 millones de años de evolución planetaria y biológica para llegar a donde estamos hoy. Si existe tecnología detectable allí afuera, es estadísticamente improbable que su evolución y desarrollo esté sintonizado para coincidir precisamente con nuestras capacidades tecnológicas que surgen actualmente. Serán más ancestrales, potencialmente miles de millones de años más antiguas puesto que la Galaxia Vía Láctea estaba por, al menos, alrededor de cinco mil millones de años antes de que nuestro sistema solar comenzara a formarse.

Ubicándonos en el medio de nuestro propio incremento exponencial en capacidad tecnológica, no podemos imaginar cómo pudiera ser una tecnología más antigua. Hasta ahora, no hemos experimentado ningún crecimiento exponencial en la naturaleza o la cultura que no alcance cierto límite de recurso y lo sature o se estrelle. Algunos futuristas especulan acerca de la “singularidad” que debe ocurrir cuando sucedan cambios en la escalas del tiempo que sean demasiado cortas para que los humanos se adapten, y las entidades post-biológicas que pudieran desarrollarse para adecuar o no el exponencial. El transmitir es un trabajo más arduo que el escuchar, y así colocamos la carga de la transmisión en las tecnologías más viejas. Desde luego, si no existen tecnologías más antiguas, entonces nuestras búsquedas no tendrán éxito.

En el futuro podemos decidir que seamos de hecho los primeros, que tendremos que resolver cómo sobrevivir a una edad cósmica madura, y que tenemos una responsabilidad que transmitir en beneficio de las civilizaciones tecnológicas por surgir. En tal caso, tendremos que responder a las preguntas difíciles: ¿Quién hablará por la Tierra? ¿Qué es lo que dirán? y ¿Cuánto tiempo tendrán para decirlo? Las primeras dos cuestiones son obvias y difíciles de responder en ausencia de algún sistema terrestre de gobierno global. La tercera cuestión se deriva de las distancias cósmicas y la sincronía temporal.

La Galaxia de la Vía Láctea es una colección aplanada de estrellas, gas y polvo de aproximadamente 100 000 años luz de ancho, y no estamos ubicados en alguna parte cercana a su centro. A cualquier clase de señal electromagnética que transmitamos le tomaría 70,000 años alcanzar las partes más distantes de la galaxia. Para que una civilización ETI detecte nuestra transmisión, sus instrumentos deben estar orientados en nuestra dirección en el momento en que llegue nuestra señal (y por supuesto deben haber elegido el instrumento correcto). Las posibilidades de que esto suceda son de cero, a menos que sigamos transmitiendo por mucho tiempo. Entonces cuando ellos consigan buscar en la dirección adecuada, nuestra señal estará allí y ellos tendrán éxito. Para darnos cuenta de que tuvieron éxito, ellos tendrán que transmitirnos una respuesta, ¡y eso podría tomar otros 70,000 años en llegar! El escuchar podría tener éxito mañana, pero la transmisión es una estrategia a largo plazo. Hasta ahora los seres humanos no somos muy efectivos en la planificación a largo plazo.

Pasé una tarde muy agradable con Google™ para intentar cuantificar qué tan lejana puede estar la humanidad del manejo de una estrategia de transmisión en escalas de tiempo cósmicas. Usé el motor de búsqueda para indagar la frase “____ plan anual”, donde el espacio en blanco era completado de un valor numérico o de una palabra para la duración de tiempo en la pregunta. Busqué en ambas variantes y conté el número de “entradas” para incluirlas, pero de ninguna manera son medidas independientes. A menudo la palabra será utilizada en el título de un plan, mientras que el valor numérico aparece múltiples veces dentro del cuerpo del texto. Busqué desde uno hasta cien mil años, y los resultados se reflejan en la imagen.

Para determinar el horizonte de planeación que los humanos consideramos seriamente, hice una búsqueda con mi propio nombre. Sostendría que cualquier actividad de planeamiento que no registra más “entradas” que mi nombre (como se indica con una flecha verde en la parte superior de la tabla) es apenas un proyecto serio para nuestra especie. Usando ese criterio, concluyo que estamos razonablemente interesados (pero aún no hemos demostrado ser competentes) en hacer planes para una sola generación en el futuro. Para las búsquedas de plazo más largo, el número de “entradas” era lo bastante pequeño para permitir cierta exploración de quién o qué pensaban (o al menos publicaban en la red) acerca de tales escalas de tiempo.

De 100 años en adelante, los resultados son dominados por la ciencia ficción y la religión. Los ecologistas han comenzado a escribir e intentan planear para una escala de tiempo de quinientos años. El Y2K y el nuevo milenio causaron un punto asociado a 2000 años. El período radiactivo de descomposición de los productos de desecho de la generación de energía de fisión es responsable de un esfuerzo serio de los Estados Unidos por construir una instalación de almacenaje y contención que sea segura y confiable por 10,000 años. Diez mil años es también el tiempo de vida planeado para el Clock of the Long Now Foundation. Es tal vez menos importante que el reloj esté aún haciendo tic tac de aquí a 10,000 años a que la Montaña Yucca (o algún otro complejo) permanezca intacta, pero el reloj es una herramienta muy útil para alentar a los seres humanos a adoptar un acercamiento a largo plazo hacia el futuro. Valdría la pena investigar si el reloj pudiera transmitir tan bien como hacer tic tac.


El número de “entradas” registradas por el motor de búsqueda de Google al rastrear acerca de “_____ plan anual”. Las barras azules son los resultados al usar palabras para el número de años, las barras rojas representan la misma búsqueda usando el valor numérico.
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Fuente: Instituto SETI

Traducido por: María Luisa Hernández Castro

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